Tara Blanca es conocida como la Madre de Todos los Budas y es una buda femenina y diosa de la compasión y la sanación en la tradición budista tibetana. Encarna la pureza, la sabiduría y la longevidad.

Se la representa sentada en la postura del loto con las plantas de los pies hacia arriba, símbolo de su naturaleza meditativa e iluminada. Su mano izquierda sostiene una flor de loto azul, que representa la pureza y el despertar espiritual, mientras que su mano derecha reposa sobre la rodilla en el mudra de la compasión y la generosidad.

Tara Blanca tiene siete ojos: uno en la frente, dos en las palmas de las manos, dos en las plantas de los pies y dos en el rostro. Estos ojos simbolizan su consciencia omnisciente y su capacidad para percibir el sufrimiento de todos los seres.

El nombre Tara significa "la que salva". Se cree que alivia el sufrimiento y guía a los seres hacia la iluminación. Considerada un buda plenamente iluminado, Tara Blanca es venerada en todas las escuelas del budismo tibetano y se practica en todas las clases de tantra.